miércoles, agosto 31, 2005

No quiero crecer



How do you move in a world of fog that’s alwaysChanging things(…)I don’t wanna be filled with doubt(…)
How the hell did it get here so soon I don’t wanna grow up
The Ramones .- “I Don’t wanna grow up”

Pues eso. No quiero crecer. O sea, sí quiero, pero no me gusta. Mejor me explico.

Sucede que ya tuve que crecer. Que madurar. Se supone que es un proceso que se da poco a poco. Bueno, pues yo me salté varias etapas, se podría decir que tuve una versión resumida de algunas partes del proceso. Resumido a golpes.

No es gran cosa, realmente. Quiero decir, no soy el único en crecer a golpes. Es más, comprender eso fue parte del proceso. Crecí siendo como un hijo único, mi hermana es mucho mayor que yo y por lo tanto fue como una segunda madre. Después estaban mis padres, y nadie más. Cosas que pasan cuando uno crece lejos de la familia, lejos de tu país. Por lo tanto, pese a que mi familia nunca se ha caracterizado por alimentar el ego gratuitamente, crecí siendo alguien especial. Era el niño maduro, el viejo chico. Para dejarlo claro, basta con decir que cuando a un niño de ocho o nueve años lo castigan, suelen dejarlo sin plata, o sin salir con sus amigos, sin jugar a la pelota o algo así. A mí me castigaban prohibiendo leer mis libros y mis comics.
Yo era el niño despierto, el niño culto, el niño que había madurado prematuramente.

Como dije antes, era especial. Hasta que crecí.

No es que cambiase gran cosa al llegar a la adolescencia. Seguía leyendo. Seguía entendiendo esa cosa tan extraña que recién iba apareciendo en el mundo, llamado computador (sí, estoy hablando de esos lejanos principios de los noventa, antes de que nadie hubiese escuchado hablar de algo ahora conocido como Windows) pero ya no era especial. Creo que sucedió cuando llegué a Chile. Claro, yo había crecido en una ciudad bastante pequeña. Santiago era enorme. Mucha más gente. Y lo que sucede cuando uno se encuentra con mucha mas gente, es que empieza a ver distintos tipos de gente.

E inevitablemente te encuentras con personas que son más que tú.

Ya no era el más maduro, ni el que leía más, ni el más culto, ni el que más películas había visto. Diablos, si ya fue difícil aceptar que no era el único que conocía las bandas de musica que escuchaba. Ya no era único. Fue un buen golpe. Y eso, es un proceso de madurar.

Después de terminar el colegio, tuve que ponerme a trabajar. Cuando uno es adolescente, más o menos entre el fin de la educación básica hasta el fin de la educación media, un sufre bastante. Conozco pocas personas que realmente lo hayan pasado bien. Es más, me arriesgo a afirmar que aquellos que así lo recuerdan, han sufrido algo llamado amnesia selectiva. El asunto es que llega un momento, claro, en que empiezas a entender las reglas del juego. Eso, también se llama madurar. Y de una vez por todas, empiezas a sentirte cómodo con tu cuerpo, con tu vida, y las cosas se ponen buenas al fin, empiezas a disfrutar. La mayor parte de la gente hace eso en la universidad. Por lo menos, entre la gente que yo conocía. Pero lamentablemente, no tuve esa suerte. Yo tuve que trabajar. Y fue sólo hasta hace unos meses atrás que me d.C. cuenta que esa parte de la juventud, se me había ido. Trabajando, pensaba en poder estudiar. Claro, porque estudiar es muy importante. Pero también en tener una vida más normal, en tener una vida de estudiante, sin grandes preocupaciones, estudiando claro, pero también teniendo un montón de tiempo para salir con amigos, conocer gente, tomar cerveza y ese tipo de cosas. Pero resulta que trabajando, se me pasó la edad para hacer eso. Llegué a los 25. Mis amigos del colegio ya salieron de sus carreras, ya empezaron a ponerse serios, a vivir la vida real. Buscar un trabajo, cortarse el pelo, inscribirse en una isapre y una AFP, hacer la declaración de impuestos y todas esas cosas. Yo termino de estudiar este año y el próximo estaré haciendo todo eso también. O sea, seguiré trabajando, como lo he hecho casi todo este tiempo. Cuando cumplí 25 entendí todo esto, y si me achaqué no fue porque me estuviera haciendo viejo, sino porque me di cuenta que mi época de juventud despreocupada había pasado, nunca había existido ni iba a recuperarla tampoco.

Pero sigo sin querer crecer.

Los trámites me dan urticaria. La parte de ponerse a trabajar, ser responsable en lo que haga y ser relativamente bueno en el área en que trabaje, la conseguí. No fue fácil al principio, pero lo superé. La parte de hacer trámites, averiguar sobre planes de previsión y todo eso, me supera. Es una parte del mundo real que me aterra.

Mucha gente culpa a mis aficiones, mis pequeñas pasiones, como el origen de mi inmadurez. Que ver tantas películas de fantasmas y elfos, leer comics de superhéroes y escuchar metal son cosas de adolescentes, y como yo las sigo haciendo, significa que no he madurado. Falso. No he madurado porque recién hace unos meses me di cuenta, realmente, que ya se me había pasado el momento. Y tengo que empezar a reaccionar.

La idea, como comprenderán, no me agrada. O sea, cuando uno ya ha pasado el proceso, le parece que no es tan grave. Es como perder la virginidad. Cuando uno aún no lo ha hecho, se siente lleno de dudas, miedos e incertidumbres. Una vez que lo has hecho, te das cuenta que no era para tanto. Que en realidad, era algo muy sencillo, y se te olvidan todas las preocupaciones y angustias anteriores. Pero yo tengo buena memoria, me acuerdo de todo eso aún. Quizás eso me da alguna esperanza sobre esto de crecer del todo, de terminar de madurar. La idea de que quizás sea más simple de lo que parece, y que cuando llegue ahí me de cuenta que no era tan terrible ni difícil como creía, y listo, lo supere.

Ojala.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es bueno tratar de ser Peter Pan pero si miramos la cosa friamente ¡pocos quieren crecer!, en mi caso tengo buenos recuerdos de la niñez, loleria y aunque me gustaria esta haciendo otra cosa, son una agradecida de la vida, soy de clase media, cubro mis necesidades y las familiares y me puedo siempre darme algun gusto (unos mas rapidos y otros mas a largo plazo) ¡que mas puedo pedir!.
Siempre en nuestras vidas hay algo y siempre hay alguien que esta peor, todo depende de lo optimista que uno mire la vida....... tira para arriba........ siempre hay algo que nos alegra el existir.