sábado, marzo 22, 2008

Por qué me gusta Slipknot... (Parte I)

... a petición del público.

Before I Forget - (Vol 3: The Subliminal Verses, 2004)



I am a world before I am a man

Tengo varios recuerdos de mi infacia, incluso algunos de mi niñez y pre adolescencia, pero en general todos esos años se pierden en una bruma de olvido, probablemente porque no fui muy feliz entonces.
Cuando uno no se gusta a si mismo, frecuentemente busca incesantemente la compañía de otros para escapar. Pero cuando lo que no te gusta es el mundo y quienes viven en él, te creas un mundo. (Sealed in tight, bizarre but right at home Claustrophobic, closing in and I'm Catastrophic, not again)
Bueno, para ser honestos, más que crearlo empiezas a robar pedazos de otros. Así fue como mi mundo se pobló de naves espaciales de Star Wars, planetas y confederaciones de Star Trek, Elfos y Orcos de Tolkien, y horrores cósmicos de Lovecraft.

I was a creature before I could stand

Todo ese material obviamente forjó a el nerd que fui. Y ahora que todos le han gritado a la pantalla "¿Cómo que eras? aclaro que no reniego de mi pasado. No me considero nerd porque fui capaz de sobrepasar las limitaciones de inaptitud social y emocional que el estereotipo implica.(I've got no right to win, I'm just caught up in all the battles) Porque ser nerd se trata de haber memorizado un montón de razas de Star Wars, haberse aprendido un par de frases Klingon y tener dibujadas en la mochila un par de runas élficas. Pero lograr crecer, alcanzar cierta plenitud, lograr superar los traumas y limitaciones que te llevaron a esconderte en primer lugar, implica hacer algo con todas esas cosas. Encontrar conocimiento, o senderos; adoptar ideas y valores sobre los cuales asentarte, y entender que todo el proceso consiste en un camino para llegar a un lugar, no un fin en si mismo.

I will remember before I forget
BEFORE I FORGET THAT!

Hace un par de días, recordé una de las valiosas lecciones que mi profesor de filosofía, Daniel San Martín, me dejó durante los años que lo conocí. "Recuerda". Cuando me lo intentó enseñar no entendí la idea. Después de todo era un adolescente insolente y soberbio (como hay que ser en esos años) y mi vida no se centraba en recordar, sino en crear recuerdos a posteriori.

Ahora, con un par de años mas y muchísimos porrazos encima, entiendo un poco más eso de recordar, el no olvidar quién eres y a dónde quieres ir (ambos conceptos íntimamente ligados ya que lo segundo se define por lo primero) pese a que la urgencia del mundo insiste continuamente en que lo olvides, pienses en otra cosa, te compres un plasma y te vayas de vacaciones al Caribe.
El poder ver a mis amigos del colegio durante estas últimas semanas me hizo recordar, no sólo la lección sobre recordar sino que también retomar la sana costumbre de, cada cierto tiempo, comprobar que lo que estás haciendo está de acuerdo con quién eres y a dónde quieres ir.


My end
It justifies my means
All I ever do is delay
My every attempt to evade
The end of the road and my end
It justifies my means
All I ever do is delay
My every attempt to evade
THE END OF THE ROAD!


El haber descubierto que desear una vida tranquila y feliz no es el peor de los destinos ni una traición al espíritu, sino que muy por el contrario, es una esperanza digna de todo esfuerzo es algo que ha sido muy importante para mí en el último tiempo. Pero no por ese deseo voy a olvidar, voy a dejar de recordar, que soy un relator de historias, y qué debo hacer con ellas.

martes, marzo 11, 2008

Muy gris.

La gente no madura, no envejece. Simplemente se vuelve aburrida, quejumbrosa y amargada, y se apagan.

O al menos en eso pensaba el fin de semana ante pasado, cuando me junté de nuevo con mis amigos del colegio, a 10 años de haber salido de él, y nos pusimos a tomar como cosacos.

Quizás no haya sido completamente riguroso con la semántica, pero básicamente la idea que me dejó todo ello fue que no existe tal cosa como la madurez, sólo está el volverse gris. Como los malos de Momo.
La responsabilidad, el hacerse responsable de tu vida y de tus actos, nada tiene que ver con madurar. Uno puede seguir haciendo cosas increíblemente inmaduras y tomar responsabilidad al respecto.

La gente crece pero sigue igual, siguen siendo niños asustados e indecisos, que no se conocen a sí mismos y menos aún son capaces de aprehender lo que existe allá afuera. Algunos siguen necesitando padres desesperadamente y buscan a Dios.

Otros, asustados, trabajan y se toman este mundo muy en serio, para no tener que pensar. Y hablan de política y de dinero.

La mayor parte, aterrados ante la idea de que no hay nadie quien te diga qué hacer, se refugian en grupos sociales y religiones que los restringen, que les dicen qué es bueno y qué es malo, y qué no pueden hacer. Les da lo mismo que eso vaya en contra de ellos mismos, son demasiado cobardes para hacer sus propias reglas.

Porque uno puede hacerlo, sin caer en el mal. No es la forma más fácil y cómoda de vivir, pero no es imposible.

Sin necesariamente estar dándomelas de ser superior ni nada parecido, después de ver a mis amigos, me dio la impresión de que al menos nosotros lo estamos consiguiendo.