viernes, febrero 24, 2006

El Huésped Maldito.

Si, es así de ordinario. La traducción más innecesaria e inadecuada de la historia (por si usted no lo sabe, querido lector, así tradujeron Resident Evil al hacerlo película) sirve para definir mi relato.
Después de escribir esto, mi prosa se iba hacia todos lados pues en ese momento no tenía claro cual era mi enfermedad. Ahora que ya lo se, Ud. se verá libre de un montón de prosa fome y sin sentido (antes y ahora). Lo único que rescataré de todo eso, es que tenía la sensación de que algo no marchaba bien. La tuve después de superar el estúpido resfrío de la playa, la tuve cuando empecé a toser de más al reducir mis 20 cigarros diarios a 7 de un día para otro, y la tuve cuando pase 3 días cojeando, con dolores en el muslo.
Después que esto último me mando a urgencias, empecé a tener mas que una mala sensación. Usando la frase repetida en ambas trilogías de Star Wars, “tengo un mal presentimiento sobre esto”.
Me mandaron a reposo. Ignore el reposo para ir a la práctica. Mala idea.
Tuve que abandonar la práctica. Tuve que volver al reposo. Y ahí empecé a toser.
Al principio, pensé que era nervioso. Psicosomático. Después de todo, soy muy dado a los psicosomismos, y ya tenía tos de antes. Y acababa de peder una práctica que, si bien era fome, me convenía mucho. No podía caminar. Tenia razones para estar nervioso. Estar psicosomatizado.
Hasta que de pronto deje de respirar. En vez de eso, tosía. No era un buen método. En vez de exhalar, tosía. Y cuando no podía toser mas, aprovechaba para respirar. Lo malo, es que tosía más de lo que respiraba.
Llamaron a un doctor. Me revisó. Me mandó a urgencias. Otra vez.

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