martes, julio 31, 2007

Mentalidad analítica y la ctm...

Stephen King tenía razón al decir que escribir es un proceso difícil, sobre todo para aquellos que no somos especialmente dotados. En mi caso particular, uno de mis problemas es el de sobre pensar las cosas, como sabe cualquiera que me conozca. Entonces me viene la inspiración, me aparece una idea, y en lugar de ir y escribirla me pongo a analizarla, a buscar su origen (el porqué se me ocurrió algo así) y su nivel de originalidad, la pongo en perspectiva, la comparo con otras ideas, y en fin, lo que empezó siendo inspiración divina termina en guano después de tanto procesamiento. Comprendí que ese no era el camino.
Aunque me es difícil, eso de no analizar algo.
Por ejemplo, gran parte de nuestra ficción, particularmente en los ámbitos de la fantasía y la ciencia ficción, y sobre todo en el terror, están basados en argumentos mitológicos tal y como lo pureba Joseph Campbell en "El héroe de las mil caras". Uno de los ejemplos más claros de esto se encuentra en Star Wars. Entonces cuando uno lee esto, dice "hey, me gustaría hacer algo distinto" pero lo cierto es que uno apenas puede escapar a su herencia cultural. O sea, podría intentar leer literatura rusa, por ejemplo, para incorporar nuevos arquetipos, pero los rusos también tuvieron un Joseph Campbell que los analizó. Y además, la solución tampoco vale porque si me meto, por ejemplo, a incorporar elementos orientales o hindúes, lo único que se consigue es que el lector occidental no se pueda identificar con lo descrito y pierda interés en la lectura.
Ante lo cual, me suelo, preguntar, si es correcto pensar en escribir como un acto de satisfacción propia (paja) o pensar en escribir como un producto que vender a los demás, no necesariamente desde el punto de vista comercial, sino que más apuntando a la idea de ser apreciado y famoso por lo escrito, a llegar a mucha gente.
Y después uno reflexiona sobre la imposibilidad de escribir algo totalmente original, ya lo decía el simpático de Julio césar... y entonces uno se pregunta "ok, si no hay originalidad, ¿a qué se debe el éxito asombroso de ciertas novelas?". Y ahí si que te puedes volver loco buscando teorías, de que fue el tiempo perfecto para publicar, que tuviste suerte y alguien "influyente" te leyó, que desenterraste un estilo pasado de moda justo cuando los demás se estaban cansando de lo actual, y un larguísimo etc.
Resumiendo:
Así de exagerado soy para analizar las cosas.
Pero afortunadamente un buen amigo mío me prestó los diarios de Kafka y me dijo que me parecía a él, y lo encontré tan histérico y bipolar al pelotudo, y me ofendí tanto por la comparación (porque tenía razón) que me propuse abandonar esa forma de ser y creo haberlo conseguido.
Después de todo, uno tiende a olvidar que lo que uno hace, por lo que uno escribe, tiene como objetivo principalmente, hacerlo feliz a uno. Y secundariamente, entretener y hacer feliz a otro. No cambiar el mundo, ni salvar almas, ni descubrir nuevos paradigmas filosóficos. La literatura es entretenimiento. El que algunas personas lo traten como algo sagrado, indescifrable y divino es simplemente porque en algún punto, alguien se dio cuenta que eso vendía. Y otro se dió cuenta que así se creaba una nueva forma de segregación cultural para personas que por leer o escribir se sentían moralmente superiores al resto. Y ya estoy analizando todo de nuevo...

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