Cuando estaba en el colegio las cosas eran más fáciles. O sea, en realidad no, pero ahora sí me lo parecen. Soñar con ser un escritor famoso, tener una vida feliz, que no me importase el dinero, pensar en filosofía y esas cosas. No parecía tan difícil. Pero lo es.
No era materialista. Y pensaba que eso era porque leía tantos libros sesudos.
Ahora, se que estaba equivocado.
No era materialista porque más o menos, tenía todo lo que necesitaba. Y aquellas cosas con las que soñaba, estaban tan lejos que simplemente lo tenía asumido.
A esa edad es fácil odiar a la sociedad. Porque es bastante horrible en su mayor parte. Y es fácil creer que se está fuera del sistema porque en realidad así es. Al menos en términos económicos, no se es más que un parásito del sistema, no produces nada. Ahora, pensar que se puede pasar toda la vida así, eso si que es estúpido. Es más, es imposible. Y estúpido. Pero uno no se da cuenta a esa edad, y para qué estamos con cosas, a los catorce se es bastante estúpido.
Ahora que han pasado varios años, me interrogué si acaso me había vuelto materialista. Después de todo le di la espalda a mis ideas humanistas. O quizás ellas me dieron la espalda a mí. El asunto es que me preocupé. La pesadilla de toda persona que madura, es convertirse en lo que más odiaba. Estoy bastante seguro que si mi yo de catorce años conociese a mi yo de veinticinco, lo odiaría. Y viceversa. Por lo tanto, durante algún tiempo, hace poco, me preocupo algo el tema. Después fui más razonable.
No por preocuparme de cómo voy a llegar a fin de mes (cosa en la que, por lo demás, suelo fallar miserablemente) soy materialista. No por querer comprarme libros, tener un buen computador y querer ir a recitales soy materialista. Sufrir irrevocablemente, todos los días y en cada minuto por no tener esas cosas sí me haría materialista. Ok, lo admito, mi escasez económica ante la llegada de Peral Jam y de NIN si me tienen un poco angustiado. Pero creo que lo superaré.
No hay nada más horrible que llegar al punto en el que tienes dinero para llegar a trabajar, pero no para volver. Me ha pasado un par de veces. Claro, siendo pendejo podía ser idealista, porque no tenía que pagarme casi todo. Es más, aún ahora no tengo que pagarme todo, pero si muchas cosas, y mi miserable sueldo no alcanza. Y eso me angustia. Intento que no sea así, pero no siempre tengo éxito.
Pero a pesar de todo, me di cuenta de que no soy materialista, que es lo que me preocupaba. No soy consumista tampoco. Simplemente quiero ciertas cosas no por el simple hecho de tenerlas (lo que me haría consumista) ni tampoco porque en ellas vaya a basar mi felicidad (lo que me haría materialista). Porque está bien, admito que un buen pc me haría feliz, pero no del todo. Sólo por un rato. Está bien, por un par de meses. Pero no es como para basar mi felicidad de vida en ello. Y mientras no llegue a ese punto, creo que estaré bien conmigo mismo.
Lo que sí tengo que admitir, es que no tener dinero es horrible. Apesta. Mucho.
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