Uno de los tantos comentarios que escuché en la radio, acerca de la visita de pearl jam a Chile, fue que el fenómeno de ventas de entradas se explicaba porque de un modo u otro, para muchísima gente de mi edad, pearl jam formaba parte de la banda sonora de nuestra vida. En concreto, de nuestra adolescencia.
Muy cierto.
Cuando escucho los primeros segundos de “The Ecstasy of Gold”, canción con la que Metallica abre todos sus conciertos, me emociono. Lo mismo me sucede con cientos de canciones que guardo celosamente en mi disco duro.
Ayer, en el recital de pearl jam me pasó lo mismo. Cuando empezaron con “Given to Fly”, con Porch, Animal, Alive, y especialmente, con State of Love and Trust y Rockin in a Free World. Porque más veces de las que puedo recordar, estuve solo en mi pieza, con la luz apagada, escuchando pearl jam, con esa inflatable guitarra imaginaria que tenemos todos aquellos que amamos la música pero somos genéticamente ineptos para aprender a tocar un instrumento, pasando los más malos que buenos ratos de la adolescencia.
En esa época (y aún ahora, en realidad) la música me ayuda a sobre llevar muchas cosas. No la música en general, la que escucho mientras juego o trabajo en el pc, o la que uno escucha cuando anda por la calle con los audífonos taladrando la oreja. Son grupos y canciones específicas, que ejercen en mí un cambio de ánimo de lo más positivo.
Y en cuanto a pearl jam, fui un fan atípico. Tanto Even Flor como Black, me terminaron por apestar. Y eso lo confirmé porque no me dieron ganas ni de cantarlas en el recital. Las canciones lentas y tristes de pearl jam no me producen tristeza. Las encuentro muy bonitas, pero no tristes. Los momentos depresivos y melancólicos de mi adolescencia, los sobrelleve con cosas como Blood, Dissident, Breath, y las otras que mencioné antes.
Lo mismo se aplica para el resto de los grupos por lo general. Creo que una de las pocas canciones lentas que me parecen tristes, es Speed of Pain, de Marilyn Manson. La que se lleva la palma en cuanto a canciones tristes, es Ticket to Ride de los Beatles. Y por alguna razón, Chop Suey! , de System of a Down, me parece profundamente triste.
El recital de pearl jam fue increíble. Y eso que tengo un problema con los recitales en vivo. Como estoy acostumbrado a escuchar música mientras hago otras cosas, cuando estoy en un concierto me distraigo y me pongo a pensar en otras cosas, en vez de centrar mi atención completamente en la música. También me pasa que, desde que dejé de ver videos musicales o más bien, dejé de conocer música a través de ellos, consiguiendo así rebelarme ante la tendencia audiovisual imperante (y con ello, encontrando una apreciación muy distinta a la música) me distrae el hecho de ver a la banda. Descubrí que cerrando los ojos sentía mucho más la música. Así que en mis partes favoritas, hice eso.
Y en una de las cosas que me puse a pensar cuando estaba en el concierto, creo que en algún punto entre State of Love and Trust y Daughter, fue en otra de las frases repetidas hasta el cansancio en las radios, “el recital que tardó 15 años en hacerse realidad”.
Hace 15 años, era un pendejo imbécil (ahora sigo siendo pendejo, pero lo de imbécil se me ha pasado un poco). No tenía idea de casi nada, creía saberlo todo, decía muchas estupideces y lo que es peor, creía en la mayoría de ellas. Ahora que ha pasado el tiempo, hablo menos y creo en más cosas. Y estoy tan seguro de mi propia ignorancia, que perdí en gran parte mi arrogancia, rozando a veces la inseguridad. Y en cuanto a la vitalidad de esa edad, la verdad es que nunca tuve mucha. Y no, mal pensados, no es que mis energías se fueran en el autoerotismo. Ahora no es que rebose de energía, pero tengo algo que encuentro que es mejor: determinación. Y disciplina. No demasiada, pero sí suficiente.
El pearl jam que tuve el placer de ver ayer tampoco se parecía mucho al de 15 años atrás, por lo menos el que aparecía en las actuaciones en vivo. Mucho descontrol, mucho grito, muchas ganas. Me gustó más lo que vi ayer. Después de 15 años, pearl jam toca más pesado, con más pasión, con un descontrol que apunta a dejar salir la fuerza, sin estropear la calidad. Y la calidad, fue impresionante.
Así que fue curioso ver que, realmente, crecí con ellos. Aunque dejé de escucharlos en serio después del tercer disco. Aunque, y me da un poco de vergüenza admitirlo, hasta se me olvidaron las letras de varias canciones.
Cuando era un pendejo imbécil, pensaba que con la madurez, uno perdía la fuerza, la pasión, y lo genuino. Ahora entiendo que en la adolescencia, uno no tiene nada de genuino. Tan sólo compra el producto de serlo, a través de los moldes que imponen empresas que venden esos productos de rebeldía. Ahora que ya tengo un cuarto de siglo, me siento mucho más yo que entonces. Con menos problemas existenciales. Y con muchas, muchas más ganas de vivir, que por aquel entonces.
Y eso, me parece bueno.
Muy cierto.
Cuando escucho los primeros segundos de “The Ecstasy of Gold”, canción con la que Metallica abre todos sus conciertos, me emociono. Lo mismo me sucede con cientos de canciones que guardo celosamente en mi disco duro.
Ayer, en el recital de pearl jam me pasó lo mismo. Cuando empezaron con “Given to Fly”, con Porch, Animal, Alive, y especialmente, con State of Love and Trust y Rockin in a Free World. Porque más veces de las que puedo recordar, estuve solo en mi pieza, con la luz apagada, escuchando pearl jam, con esa inflatable guitarra imaginaria que tenemos todos aquellos que amamos la música pero somos genéticamente ineptos para aprender a tocar un instrumento, pasando los más malos que buenos ratos de la adolescencia.
En esa época (y aún ahora, en realidad) la música me ayuda a sobre llevar muchas cosas. No la música en general, la que escucho mientras juego o trabajo en el pc, o la que uno escucha cuando anda por la calle con los audífonos taladrando la oreja. Son grupos y canciones específicas, que ejercen en mí un cambio de ánimo de lo más positivo.
Y en cuanto a pearl jam, fui un fan atípico. Tanto Even Flor como Black, me terminaron por apestar. Y eso lo confirmé porque no me dieron ganas ni de cantarlas en el recital. Las canciones lentas y tristes de pearl jam no me producen tristeza. Las encuentro muy bonitas, pero no tristes. Los momentos depresivos y melancólicos de mi adolescencia, los sobrelleve con cosas como Blood, Dissident, Breath, y las otras que mencioné antes.
Lo mismo se aplica para el resto de los grupos por lo general. Creo que una de las pocas canciones lentas que me parecen tristes, es Speed of Pain, de Marilyn Manson. La que se lleva la palma en cuanto a canciones tristes, es Ticket to Ride de los Beatles. Y por alguna razón, Chop Suey! , de System of a Down, me parece profundamente triste.
El recital de pearl jam fue increíble. Y eso que tengo un problema con los recitales en vivo. Como estoy acostumbrado a escuchar música mientras hago otras cosas, cuando estoy en un concierto me distraigo y me pongo a pensar en otras cosas, en vez de centrar mi atención completamente en la música. También me pasa que, desde que dejé de ver videos musicales o más bien, dejé de conocer música a través de ellos, consiguiendo así rebelarme ante la tendencia audiovisual imperante (y con ello, encontrando una apreciación muy distinta a la música) me distrae el hecho de ver a la banda. Descubrí que cerrando los ojos sentía mucho más la música. Así que en mis partes favoritas, hice eso.
Y en una de las cosas que me puse a pensar cuando estaba en el concierto, creo que en algún punto entre State of Love and Trust y Daughter, fue en otra de las frases repetidas hasta el cansancio en las radios, “el recital que tardó 15 años en hacerse realidad”.
Hace 15 años, era un pendejo imbécil (ahora sigo siendo pendejo, pero lo de imbécil se me ha pasado un poco). No tenía idea de casi nada, creía saberlo todo, decía muchas estupideces y lo que es peor, creía en la mayoría de ellas. Ahora que ha pasado el tiempo, hablo menos y creo en más cosas. Y estoy tan seguro de mi propia ignorancia, que perdí en gran parte mi arrogancia, rozando a veces la inseguridad. Y en cuanto a la vitalidad de esa edad, la verdad es que nunca tuve mucha. Y no, mal pensados, no es que mis energías se fueran en el autoerotismo. Ahora no es que rebose de energía, pero tengo algo que encuentro que es mejor: determinación. Y disciplina. No demasiada, pero sí suficiente.
El pearl jam que tuve el placer de ver ayer tampoco se parecía mucho al de 15 años atrás, por lo menos el que aparecía en las actuaciones en vivo. Mucho descontrol, mucho grito, muchas ganas. Me gustó más lo que vi ayer. Después de 15 años, pearl jam toca más pesado, con más pasión, con un descontrol que apunta a dejar salir la fuerza, sin estropear la calidad. Y la calidad, fue impresionante.
Así que fue curioso ver que, realmente, crecí con ellos. Aunque dejé de escucharlos en serio después del tercer disco. Aunque, y me da un poco de vergüenza admitirlo, hasta se me olvidaron las letras de varias canciones.
Cuando era un pendejo imbécil, pensaba que con la madurez, uno perdía la fuerza, la pasión, y lo genuino. Ahora entiendo que en la adolescencia, uno no tiene nada de genuino. Tan sólo compra el producto de serlo, a través de los moldes que imponen empresas que venden esos productos de rebeldía. Ahora que ya tengo un cuarto de siglo, me siento mucho más yo que entonces. Con menos problemas existenciales. Y con muchas, muchas más ganas de vivir, que por aquel entonces.
Y eso, me parece bueno.
P.D.: No, este blog no está muerto. Gracias por el apoyo. Comprenderán que por un lado, tengo la mente en otras cosas con esto del fin de año y de carrera. Y que por otro lado, resulta un poco difícil escribir aquí pues uno siente que está hablando sólo con el mundo, como si nadie más lo leyera. Prometo no volver a cometer el mismo error, y muchas gracias por el apoyo.
P.D. 2: Hace un par de días, en mi foro favorito, publiqué el último cuento que he escrito. Si quieren revisarlo, acá está la dirección:
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