Menos mal que no me dedico a esto para ganarme la vida. Mi irregularidad es asombrosa.
Pero he estado ocupado. Y claro, puedo excusarme en el hecho de que soy hombre, y por lo tanto es evidente que no puedo hacer dos cosas a la vez. O vivo mi vida, o escribo sobre ella.
Daniela y yo nos compramos un departamento. Eso es algo que me tuvo, cuando menos, distraído de todo lo demás. No sé qué más decir al respecto, excepto que aún me da un poco de susto hablar de eso. Por la vieja superstición de que cuando uno habla de algo que desea mucho, antes de que esto se concrete del todo, las cosas salen mal. Así que ya me extenderé sobre ello cerca de mayo del próximo año, que es cuando nos deberían entregar las llaves.
Al fin llegó el verano. No la primavera, sino que directamente el verano, con 31°C y todo. Y eso, que para mucha gente no es muy importante, para mí lo es. Así como el frío me deprime, me detiene y me mata, el calor me vitaliza. El simple hecho de salir a la calle y sentir el calor suave de las mañanas me pone de bueno humor, al igual que por las tardes ver el sol del atardecer caer sobre los árboles llenos de hojas verdes. La belleza de esas visiones me hace sentirme feliz, así como por que sí.
Y a pesar de los dos hechos anteriores, sigo preocupado por escribir. Aunque desde hace semanas no consigo más que un par de líneas, anotaciones, ideas sueltas. Pero al menos, son cosas buenas. Así que me he dedicado a digitalizar las anotaciones que he estado haciendo durante años (parece mentira que esté intentando sacar esta historia adelante desde hace más de 7 años) y que recién ahora me empiezo a tomar más en serio. O quizás menos en serio, pero con más disciplina.
Lo que me lleva a otra de las cosas buenas que me han sucedido últimamente, que sería Ygdrasil.
Conocí a Jorge Baradit a través de Sedice, otrora una gran web de literatura, ahora un reducto más conocido como SeDicta. Jorge, escritor de ciencia ficción chileno, no sólo consiguió escribir un gran, gran, gran libro cyberpunk, sino que además lo publicó. Para la Feria del Libro de la semana pasada, estuvo en una mesa redonda hablando de ciencia ficción y fantasía chilena con otros 3 autores. Para allá fuimos con Daniela, mi incansable compañera en mis asomos literarios (y contacto con Jorge, por lo demás) y me sucedió algo curioso cuando vi a todos esos escritores hablando de lo que hacían. No me dieron especiales ganas de estar entre ellos. Es más, intenté imaginar la situación y no sólo no sabría de qué hablar, sino que pasaría todo el rato temiendo que alguien preguntase "¿Y tardaste 7 años en escribir esto?"
Lo que me sucedió es que me sentí seducido por la literatura chilena. Me había terminado de leer Ygdrasil esa misma mañana, antes de ir a la Feria, y cuando los escuché hablar acerca de las historias que habían hecho, sobre la enorme cantidad de gente escribiendo en el género y el orgullo que sienten de eso, me sentí impulsado a meterme en la onda. A empezar a leer más. Y a escribir, también.
Ahora, mientras estoy digitalizando historias cortas e ideas que escribí cuando estuve en el hospital hace un par de años (y que menos mal que se me ocurrió hacerlo pues están considerablemente deterioradas y borrosas) y mientras digitalicé todo un cuaderno que comprendía textos del 2002 hasta el 2005, no sólo he tenido la ya vieja sensación de "¿Y esto lo escribí yo?" sino que vino acompañado de "Chucha que escrito cosas". Es como descubrir los textos inéditos de otra persona, sentirse fascinados por ellos y empezar a ordenarlos para redactar historias. Porque, y de eso me doy cuenta ahora, gran parte de todo está escrito, ahora es necesario poner finales (o inicios, en algunos casos) y redactar.
Pero lo que es curioso, es que en el fondo todo se reduce a cómo ha cambiado mi vida eso de tener un departamento, el cual terminaré pagando probablemente con mi jubilación. Ahora empiezo a ver lo que tengo por delante de vida como un proyecto más concreto, como un camino más claro. La vida misma me parece más definida, soy más consciente de que está ahí. De que no podré huir por la puerta trasera porque tendré una responsabilidad, no sólo hacia mi mismo sino que además con mi pareja. Y que eso no está recién ahora, ha estado desde hace muchos años, simplemente no me había dado cuenta.
Y no entiendo cómo todo eso puede asustar a tanta gente. A mi me parece fascinante. Y maravilloso.
1 comentario:
Estimado,
Que bueno saber que su vida se hace mas prospera cada dia, una vida propia lejos de la "casa", con responsabilidades, cuentas y demases cosillas, no son nada a la hora de llegar a tu lugar y disponer de todo como a uno le plazca. No hay lugar como el propio cuchitril.
Le cuento que si quiere enviciarse con algo, desinstale desde ya todo juego que tenga y sumerjase en Call of Duty 4, mi vuelta al juego online y al vicio.
Saludos a usted y su polola. <-- No se si ese sea el calificativo corresto a estas alturas xD, pero en fin.
Muchos saludos desde la exclavitud.
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