Durante un par de días he intentado escribir sobre política, sólo para descubrir que es algo sumamente difícil. Cosa que no excusa a un montón de periodistas y similares a escribir auténticas idioteces al respecto, eso si.
Sucede que hace poco me compré la edición de The Clinic de centro derecha. En parte porque necesitaba sencillar, y en parte, por curiosidad. Hacía mucho que no me compraba un The Clinic; de un tiempo a esta parte se han puesto fomes y se han tirado mucho a un humor escatológico muy adolescente.
Y no sólo The Clinic está fome, la política también. De vez en cuando Lagos Weber se manda una de sus declaraciones en las que no sabes si se está agarrando pal hueveo el solo, o lo está hueveando a uno, pero si está seguro que siempre está hueveando a la derecha.
Y otras veces la derecha se manda uno de sus pastelazos, como la división de opiniones respecto a la multa de Piñera (cada vez que la derecha hace una de esas, me pregunto qué harían con el país si son así de maricones entre ellos mismos) pero por lo demás está fome la cosa. Echo de menos el gobierno de Lagos porque hacía interesante la política. No sólo él era choro para responder a la oposición, sino que además el trío Eyzaguirre, Insulza y Vidal eran sencillamente hilarantes.
En fin, el asunto es que leyendo tanta opinión de derecha, no sólo me pregunté cómo puede haber gente tan imbécil para opinar de ciertos temas (como por ejemplo, encontrar irrelevantes los derechos humanos) sino que empecé a ir más allá y me di cuenta de que el problema no es que nieguen la realidad, sino que viven en una realidad paralela absolutamente distinta a la de uno.
Y no es solamente por la plata.
Llevo años trabajando con gente cuica y muy cuica, y si bien es cierto que muchos de ellos son prepotentes y ordinarios debido al dinero, también es cierto que otros han sabido aprovecharlo y son considerablemente cultos y educados.
El problema, y lo que da susto y rabia, es que los fachos consideran sus ideas políticas como parte de su espiritualidad. Consideran su labor y su obra como algo cercano a la santidad, mezclan religión con política constantemente (posiblemente porque son tan "religiosos" que no pueden separar su religión de la existencia de ellos como individuos, ni la del resto del mundo) y consideran a sus héroes "santos" y su labor sagrada y por lo tanto intocable, sus ideales son dogmáticos y no existe la posibilidad de que estén equivocados, y su misión es una cruzada que justifica todos los medios.
Gente así asusta.
Es más, la gente que piensa así pero que vive al otro lado del mundo, se les conoce como islamistas extremos, y generalmente terroristas.
La izquierda no me atrae en lo más mínimo tampoco, pero si asociamos a la derecha con religión y consideramos que la izquierda es lo opuesto, esta debería estar asociada con la razón. Pero no lo está, y por eso no me atrae.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario