El fin de una etapa...
Soy pésimo para las despedidas. No me gustan. Soy como esos niños que cuando los padres los llevan de visita a ver amigos o familiares, al irse salen corriendo al auto y no se despiden de nadie porque les da pena.
Es como ese capítulo de El Principito en el cual este domestica al zorro. Al principio no quise hacer muchos lazos cuando llegué a trabajar pues sabía que era una práctica de 3 meses, pero después esta se alargó 3 meses más, y después otra vez 3 meses más, y uno se llega acostumbrar al lugar y a las personas. Porque las ves todos los días, la mayor parte del día. Y en su gran mayoría son gente muy agradable y educada. La clase de gente la cual inspira sonreír cuando los ves por la mañana, en lugar de pasar la vista por encima.
El asunto es que ayer tomé finalmente conciencia de que me iba a ir. Que toda esa gente iba a dejar de estar en mi vida diaria, que iba a dejar de subir esas escaleras, que no me iba a sentar más en mi puesto, y que ya no estaría abajo la máquina con M&M todos los días. Es como si te sacasen un pedazo de tu vida, de repente. Bueno, no tan de repente porque esto lo sabía hace varias semanas, pero aún así el cambio es repentino.
Ante mi se abren nuevas sendas hacia el futuro. No tengo ni idea de cómo serán ni cómo resultarán, si seré feliz caminándolas, o si quiera si seguiré por las sendas de aquello que estudié. No tengo miedo, si tal vez inquietud.
Sin embargo, hoy es hoy. Y el lunes será mi último día de trabajo, y voy a echar de menos a un montón de gente, y es en eso en lo que pensé hoy cuando desperté. En el lado malo de que a uno lo domestiquen.
1 comentario:
Amiguis, No estarás leyendo mucho...? :-[
Besos, Solbm.
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