Mala Onda
Es curioso, tanto escribir y ahora no se por donde empezar.
Primero, mi prima. Y madrina. Viernes pasado, aneurisma. Hay 5 grados, siendo el 5 muerte súbita. Según el doctor, “tuvo uno grado 4, y digo 4 para no espantarlos porque en realidad fue casi 5”. Pasó la operación. Pasó los primeros cuatro días. Ahora vienen 10 días más en los que la van a sacar del coma inducido. Hay que ver cómo reacciona despierta.
Aunque lo peor, para mí, son las secuelas. Los doctores dicen que prefieren pintarnos el peor escenario posible. O sea, que la mitad derecha de su cuerpo quede paralizada completamente, que no pueda hablar, y que no pueda entender la mayor parte de las cosas. Porque la parte del cerebro que le afectó fue la que controla el habla, y lo que es peor, el entendimiento. Dicen que no va a poder volver a trabajar nunca más. Siendo ella trabajólica (para empezar, fue por eso que le dio el aneurisma) no sé como se lo va a tomar. Ni sé si sea tan malo que no entienda algunas cosas, porque de esta forma quizás no el de tanta importancia al hecho.
Claro que hay recuperaciones totales. Cientos de casos. Pero el cerebro es bastante cabrón, y cada caso es único. Así que de nada sirve intentar consolarse con lo que a otros les pasa.
Dicen que en momentos como estos, cuando uno se siente afectado, acude a las creencias. Muchos ateos se hacen cristianos. Yo, ni con eso. Y eso que estoy bastante afectado. Hasta el punto de que se me hace un nudo en la garganta cada vez que pienso en ella. Y en sus hijos. Hasta el punto que la fui a ver y no pude entrar a la pieza. Simplemente, no pude. Sólo entrar al hospital me dio una angustia tal que me ardían los ojos. Quise entrar, pero no me salieron ni las palabras, ni pude mover las piernas.
Como dije antes, nada de esto me ha hecho creer en una religión. No siento la necesidad de buscarle un porqué a todo esto. Pero si entiendo en otros la necesidad de encontrar respuestas, encontrar consuelo. Tener fe. Pero yo no. No creo que algún dios vaya a ayudarla. En cambio, tengo fe, y muchísima, en ella. Creo que ella sí va a ser capaz de ayudarse a si misma. Por su determinación, por lo que ama a sus hijos, por lo que ama vivir. Y eso me es suficiente.
Y por otro lado, y después del tema anterior me parece casi egoísta mencionarlo, está el asunto de mi práctica. La que aún no tengo. La que necesito que sea pagada. La que quizás, pueda aparecer pero recién en febrero. La que no tengo ni idea de cómo voy a enfrentar, ni sé en qué va a consistir, ni qué voy a hacer cuando me de cuenta que no tengo ni idea de cómo hacer algo.
Y finalmente, como dice un personaje en una gran película cuyo nombre no recuerdo, “elegí un mal día para dejar de fumar”. Pero me está funcionando. Eso sí, no se equivoque ud., querido lector. No es por razones de salud, no es que lo de mi prima me haya puesto a reflexionar, ni tampoco es una determinación de año nuevo. Se trata, simplemente, de que me estaba saliendo demasiado caro. 30 lucas al mes en cigarros es mucho. Así que de momento, me esfuerzo por dejarlo en 15. Porque tanto como dejar de fumar, lo dudo. Mucho.
Es curioso, tanto escribir y ahora no se por donde empezar.
Primero, mi prima. Y madrina. Viernes pasado, aneurisma. Hay 5 grados, siendo el 5 muerte súbita. Según el doctor, “tuvo uno grado 4, y digo 4 para no espantarlos porque en realidad fue casi 5”. Pasó la operación. Pasó los primeros cuatro días. Ahora vienen 10 días más en los que la van a sacar del coma inducido. Hay que ver cómo reacciona despierta.
Aunque lo peor, para mí, son las secuelas. Los doctores dicen que prefieren pintarnos el peor escenario posible. O sea, que la mitad derecha de su cuerpo quede paralizada completamente, que no pueda hablar, y que no pueda entender la mayor parte de las cosas. Porque la parte del cerebro que le afectó fue la que controla el habla, y lo que es peor, el entendimiento. Dicen que no va a poder volver a trabajar nunca más. Siendo ella trabajólica (para empezar, fue por eso que le dio el aneurisma) no sé como se lo va a tomar. Ni sé si sea tan malo que no entienda algunas cosas, porque de esta forma quizás no el de tanta importancia al hecho.
Claro que hay recuperaciones totales. Cientos de casos. Pero el cerebro es bastante cabrón, y cada caso es único. Así que de nada sirve intentar consolarse con lo que a otros les pasa.
Dicen que en momentos como estos, cuando uno se siente afectado, acude a las creencias. Muchos ateos se hacen cristianos. Yo, ni con eso. Y eso que estoy bastante afectado. Hasta el punto de que se me hace un nudo en la garganta cada vez que pienso en ella. Y en sus hijos. Hasta el punto que la fui a ver y no pude entrar a la pieza. Simplemente, no pude. Sólo entrar al hospital me dio una angustia tal que me ardían los ojos. Quise entrar, pero no me salieron ni las palabras, ni pude mover las piernas.
Como dije antes, nada de esto me ha hecho creer en una religión. No siento la necesidad de buscarle un porqué a todo esto. Pero si entiendo en otros la necesidad de encontrar respuestas, encontrar consuelo. Tener fe. Pero yo no. No creo que algún dios vaya a ayudarla. En cambio, tengo fe, y muchísima, en ella. Creo que ella sí va a ser capaz de ayudarse a si misma. Por su determinación, por lo que ama a sus hijos, por lo que ama vivir. Y eso me es suficiente.
Y por otro lado, y después del tema anterior me parece casi egoísta mencionarlo, está el asunto de mi práctica. La que aún no tengo. La que necesito que sea pagada. La que quizás, pueda aparecer pero recién en febrero. La que no tengo ni idea de cómo voy a enfrentar, ni sé en qué va a consistir, ni qué voy a hacer cuando me de cuenta que no tengo ni idea de cómo hacer algo.
Y finalmente, como dice un personaje en una gran película cuyo nombre no recuerdo, “elegí un mal día para dejar de fumar”. Pero me está funcionando. Eso sí, no se equivoque ud., querido lector. No es por razones de salud, no es que lo de mi prima me haya puesto a reflexionar, ni tampoco es una determinación de año nuevo. Se trata, simplemente, de que me estaba saliendo demasiado caro. 30 lucas al mes en cigarros es mucho. Así que de momento, me esfuerzo por dejarlo en 15. Porque tanto como dejar de fumar, lo dudo. Mucho.