Vivir (en un) Mall
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Llueve en Santiago. La ciudad está inundada. Otra vez. Desde la madrugada de ayer, hasta hoy por la tarde, llovió en mala onda. Usted podría pensar que por lo tanto, el mall estuvo vacío. Podría pensar que ya que incluso el presidente Lagos dijo que nadie saliera a menos que fuera una urgencia, la gente no iba a salir de sus casas. Usted estaría equivocado. Muy equivocado. El mall estaba lleno. Afuera, la ciudad se inundaba, y en el mall, era difícil caminar por los pasillos.
Llevo casi 3 años trabajando en un mall. La mitad de este tiempo, afortunadamente, sólo durante los fines de semana. Y aún así, me tomó por sorpresa ver a toda esa gente. Usted podría pensar que, si el tiempo estaba tan malo, la gente que iba al mall era porque necesitaban comprar algo. Que quizás aprovecharían para llevarse cosas que necesitarían, y volverían rápidamente a sus casas para ponerse pantuflas y no salir más. Usted estaría, nuevamente, equivocado. Hoy fue uno de esos días.
Así es como llamo yo a los días en los que por alguna inexplicable razón (no, mejor dicho, por alguna razón explicable por las leyes de Murphy) nueve de cada diez personas que entran a la tienda, preguntan una estupidez tras otra. O andan sólo mirando. O le piden a uno que les muestre la mitad de la tienda para luego decir gracias e irse con las manos vacías. Odio cuando es uno de esos días.
Por supuesto, usted podría decir que son las reglas del negocio, que esas cosas pasan en el mundo de las ventas. Y tendría razón, ese es el riesgo de ser vendedor. El problema, estimado lector, es que yo no soy un vendedor. Sólo simulo serlo. Usted podría también decir que, ya que vendo artículos de computación, es muy normal que la gente no sepa mucho al respecto (por lo menos, la gente que compra, que suelen ser tener más de 30 años y para los cuales los computadores son formas de vida extraterrestre) y que es comprensible que no sepan mucho al respecto. Y otra vez, usted tendría razón. El problema, desde mi punto de vista, es que el gastarse millón o millón y medio de pesos en un pc o un notebook, y no saber qué diablos es o cómo se utiliza, no tiene excusa. Sobre todo teniendo en cuenta de que a) estamos en la era de la información, b) un pc es lo único que se necesita para conectarse a internet, y c) Internet es la mayor acumulación de información en toda la historia de la humanidad.
Podría escribir un libro con todas las preguntas tontas que me han hecho. De momento, la que se llevaría el honor de ser la primera, es una que me hicieron hace un par de semanas atrás; "¿Venden cables wireless?". El problema es que los únicos que entenderían el libro, serían precisamente las personas que lo venderían. Por cierto, la segunda me sucedió cuando trabajaba en una librería que es, hasta el momento, la más grande del país en cuanto a extensión y cantidad de libros. Un tipo entró, llegó hasta la mitad de la tienda, unos 15 metros, pasando por lo menos cuatro mesas llenas de libros, se detuvo, y con expresión de sincera y absoluta perplejidad dijo "¿Cómo? ¿Esta no es la feria del disco?".
Como mencioné antes, trabajo en computación. La gente no tiene una clara idea sobre cómo funcionan los computadores. Perfectamente entendible. El que piensen que la computación funciona como ellos quieren o piensan, en lugar de que funcione como lo que realmente es, también es entendible. Después de todo, eso sucede también con la vida misma. Pero entender todo esto no hace mi trabajo más fácil.
Un ejemplo. Existe en computación un aparato que se llama Router. Es una cajita que sirve para hacer una red con varios pc. Indicentalmente, sirve también para compartir internet, cosa que es por lo que en realidad, son tan populares. Todo el sistema funciona con un tipo de cable llamado cable de red o RJ45, que no es solamente un cable sino que un tipo de protocolo diseñado específicamente para redes e internet. Como las compañías de internet conocen estos aparatos, y como ellos cobran por cada linea adicional de internet, vale decir, por cada pc que se conecte en la misma casa, y como no tienen ni un pelo de tontos, idearon la forma de evitar esto, haciendo que el aparato que recibe la señal de internet y que llega a su pc, use un enchufe USB en lugar de un RJ45. Por lo tanto, no es del todo incomprensible cuando una persona llega a mi y me pregunta si acaso tengo Routers USB. Cosa que como habrá entendido por lo que acabo de explicar, no existe. Yo voy y le explico lo que acabo de explicarle a usted, mi querido lector, y por lo general la gente entiende, y busca otra solución para tener internet en varios computadores sin tener que pagar extra por ello. De lo mas comprensible. El problema, es con la gente que no quiere entender. No con la que no puede. A ellos se les explica una o dos veces mas, con manzanitas, y listo. Los que no quieren entender, no tienen solución. Ahí es cuando la cosa se pone tragicómica. Porque después de que uno se da el tiempo de explicarles lo más detalladamente posible la situación, dicen cosas como "ah, lo que pasa es que ustedes no tienen", o mejor aún, "¿Cómo que no existen? ¡Si yo he visto miles!", o mi favorita, que suele decirla un tipo dirigiéndose no hacia el vendedor, sino al acompañante, que suele ser una mujer con a) cara de no entender nada, b) estar muy aburrida o más comúnmente c) haber entendido lo que el vendedor explicó, y decir en tono afectado "lo que pasa es que acá no tienen, lógico, si estamos en Chile... en Miami, están por todos lados, son de lo más común". Varias veces he pensado seriamente si acaso vale la pena ser demandado después de darse la satisfacción de agarrar al cliente y azotarlo contra el suelo. Muchas veces.
Pero por favor, querido lector, no me entienda mal. No siempre es así. No siempre los clientes se comportan de esa forma, y tampoco lo paso tan mal en mi trabajo. Después de todo, cuando uno está obligado a pasar 12 horas en una tienda, y hablar con aproximadamente media cententa de clientes por día, uno termina encontrando una forma de sobrellevarlo. Generalmente, riéndose de los clientes con los compañeros de trabajo.
Cuando los días no tienen muchos de esos clientes, y la afluencia de público al mall es más moderada, lo llego a pasar bien trabajando. He aprendido mucho más de componentes, accesorios y arquitectura de pc que en los ramos dedicados a ello en mi carrera de informático. Y eso es muy bueno. He trabajado con personas realmente notables, personas con cosas interesantes que decir, con vidas muy distintas a la mía y he disfrutado de ello. Probablemente, porque la vida no es tan mala.
Pero por si usted no lo notó, bajo el título hay un número. Eso es porque voy a contar muchas cosas sobre esto.
Sigue lloviendo en Santiago. Y voy a aprovechar este momento para decir algo que, durante el día, escuché varias veces, porque en situaciones así la gente parece decirlo casi de forma instintiva. Yo creo no haberlo dicho antes, pero lo voy a hacer ahora, y muy en serio.
Agradezco estar bajo techo esta noche. Agradezco tener ropa seca, haber tenido comida caliente, y dormir en una cama bien arropado.
I mean it. For real.
1 comentario:
Son las 6:46 de la mañana, acabo de terminar de hacer un trabajo que debo entregar a las 10 de la mañana.
Por esas coincidencias me meti a leer algo para que no me de sueño y asi no desperdiciar una buena noche de trabajo, de esas que a nosotros los estudiantes universitarios amamos, y me encuentro con esta radiografia a gran parte de nuestros fines de semana metidos en estos espacios tan comodos llamados Mall's.
Espacios que por cierto ya no soporto.
Ahora tengo mas ganas que nunca de terminar luego de estudiar y volver a entrar al Mall solo cuando sea estrictamente necesario.
Si es que lo és.
Saludos Javier.
Gaston.
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