domingo, marzo 08, 2009

Cuando llueve en Marzo...

... y empieza a hacer frío antes de la cuenta. (Sí, estimados lectores del norte, aquí estamos entrando en otoño).

Ok, no fue lluvia propiamente tal. Tampoco hizo taaanto frío. Probanlemente los alarmistas del calentamiento global hayan pasado todo el martes hablando de que el clima se está yendo a la mierda, y que el fin está cerca y todas esas cosas que le gusta mencionar a las personas con ansias apocalípticas y muy, pero muy poco conocimiento histórico.

Pero a pesar de que no me gusta el frío, ni la lluvia cuando no tengo paraguas (lo siento, romanticistas) la verdad es que me encantó el día. Me puso melancólico, pero en el buen sentido. "Sadness is happiness for deep people" como dice ese capítulo de Doctor Who.

Hay una canción no demasiado buena de Slipknot que en cierto momento dice "¿Dónde estarás dentro de 5 años?". Parece una pregunta un poco idiota, incluso media cosmopolitan, pero es curioso. Uno recuerda donde estaba hace 5 años, y entiende que realmente podría estar en cualquier lugar dentro de 5 años. Porque si en el 2004 alguien me hubiese dicho que iba a estar en mi departamento, viviendo con la mujer de mi vida, llegando de un trabajo de oficina a cambiarme de ropa porque llovió la primera semana de Marzo, no me lo hubiese creído ni cagando.

Y sin embargo acá estoy, después de todos estos años. Y muchos, muchos días estoy haciendo cualquier cosa, como preparar algo de comer, o lavarme las manos, o irme a dormir, y me asombro de lo que estoy haciendo. No sólo por estar vivo, sino por estar donde y con quién estoy. Y lo feliz que me hace sentir.

Al mirame al espejo no me veo tanto más viejo. Ahora tengo varias canas, eso sí, y una mancha blanca que crece lentamente en mi cuello. Tengo más entradas y bastante más grasa en el cuerpo, pero también me rio mucho más.

Son muchas las cosas que aprende uno en ese tiempo.

Uno aprende que de hecho, tener un trabajo es algo agradable, y no sólo por los fines de mes.

Que si sigo echando puteadas contra la humanidad en general y contra la gente en particular, las idioteces que leo en los diarios (y en los comentarios de esas noticias), es porque en el fondo, hasta cierto punto, la gente me importa.

Que las cosas no es que hayan dejado de ser importantes; es que ahora otras cosas me lo parecen más, y otras menos.

Al fin aprendí a conocer el gris, en oposición a ver el mundo en blanco y negro. Pero a diferencia de como me intentaban hacer creer, no se trata de relativizar tus valores. Esos siguen a dos colores. Sino que se trata de entender que la gente importa más que las ideas.

Te das cuenta, como muchas veces he escuchado decir a Claudica, que de repente no haces más amigos. Que la lealtad a la amistad, tal como se entiende con frecuencia, es una soberana idiotez. Y no es porque te hagas viejo y aburrido, sino porque entiendes más de la amistad.

Y esta no es demandar atención constante, no significa que alguien va a salir de mi vida sólo porque pasa más de un año sin que lo vea. Tampoco es apegarse a esa idiotez de que uno nunca debe de cambiar, siempre debe ser el mismo. Mis amigos se preocupan más de que yo sea honesto conmigo mismo, y mientras eso sea así, me van a querer sin que importe lo que haga con mi vida.

Porque los amigos de verdad son aquellos que te dicen las cosas que no quieres oir, los que te avisan que la estás cagando, en lugar de "apoyarte siempre en todo lo que hagas".

Y esas cosas siguen siendo ciertas, hace cinco años, y dentro de cinco años más.